[ En la playa ]

Cuando llegué a manos de mis compañeros no sabía ni caminar por césped. Me parecía que tenía un tacto desagradable y caminaba de una forma muy extraña. Como si no quisiera tocar el suelo.

Pero poco a poco me he visto expuesta a muchas situaciones nuevas y he ido aprendiendo a afrontarlas. ¡Por ejemplo!

Hace unos meses mi compañera decidió llevarme a la playa... a ver qué tal. Tengo que decir que el agua no me molesta mucho. A algunos amigos si que les molesta, pero a mi me da un poco igual. Eso significó que el primer día ya me metí en charquitos pequeñitos. Mi compañera no esperaba menos, pero yo, la verdad, no me esperaba ni si quiera ir a la playa. ¡No tenía ni idea de qué era una playa!


La segunda vez que fuimos me empujaron a un charco super profundo (en el cual no hacía pie) y ¡casi me ahogo! Bueno, a lo mejor exagero un poco... Lo importante fue que hubo una toma de contacto con el agua mejor que la primera vez.


Y hoy, que es la tercera vez que he ido al principio me dió un poco de miedo, pero Irina insistió. Me metió y me agarró de la barriga para que nadara. Entonces ocurrió algo maravilloso: ¡aprendí que se nadar! 


Todo, obviamente, gracias a un estimulo fundamental: buscar la pelota.


Así que al final Irina tiraba la pelota al agua y yo me zambullía a por ella. Creo que llegué a ver un poquito de orgullo en los ojos de Irina cuando me puse en modo valiente tirandome al agua yo solita. Yo solo se con seguridad que me lo estaba pasando en grande...


...porque es que, además no fuimos solas. Las dos primeras veces nos acompañó Jessi, una amiga nuestra. ¡Y esta vez vinieron Jessi y Nessa! Lo pasamos en grande juntas. Cada una detrás de una pelota de charco en charco.


Acabé echa polvo. La verdad es que me agoté un montón. Tanto que al final tuve que echarme un sueño en la toalla de mi compañera.


Ahora, tanto Nessa como yo estamos de camino al septimo sueño en nuestras respectivas camitas particulares.



Un chupetazo canino.
Lola

No hay comentarios: